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Conciencia y razón

La conciencia puede mover el mundo. Sólo hace falta hacerle caso. Y, paradójicamente, es ahí dónde reside el mayor de sus problemas. Escuchar sus consejos y llevarlos a la práctica no es fácil. No siempre, desde luego. Por eso en muchas ocasiones hacemos oídos sordos a sus palabras y tomamos en solitario las riendas de nuestro gobierno particular.

A corto plazo todo va bien. Las cosas parecen funcionar mejor que nunca, nos sentimos más independientes, ondeamos de nuestro lado la gloriosa bandera de la libertad. Pero a largo plazo las cosas suelen torcerse. Y cuando quieres darte cuenta comprendes que tienes media vida de recuerdos guardados en un cajón. Es el cajón del olvido, pero lo que hay ahí dentro no se borra nunca.
Justificar a ambos lados
Conciencia y razón van de la mano, al menos en mi caso, y me sentiré satisfecha mientras no se disuelva esa unión. No se trata de un capricho, ni de una falta de reflexión, sino todo lo contrario. Intento ser coherente, responsable y consecuente hasta que mis posibilidades no dan más de sí. Y en asuntos de esta índole no me gana cualquiera.

Cúpula del Radcliffe Brown, Oxford

He ahí

Alguna vez, en medio de una conversación, todos hemos dicho o hemos oído decir “Sin él/ella en mi vida, yo no podría seguir adelante”.
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A los que nos han dejado alguna vez y hemos aprendido a reconstruir el puzzle mejorando y reforzando nuestra propia persona sabemos lo incierta que es y debe ser esta afirmación.
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Me explico. No se puede centrar una vida en los besos y los abrazos; no si te importa mantenerte fiel a ti mismo y seguir creciendo. Una persona no puede convertirse en tu medicina: tu medicina tienes que ser tú mismo.
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Este camino implica un viaje hacia dentro, paseos a solas en vez de siempre de la mano, reencuentros, tardes para ti y para nadie más. A veces habrá lágrimas, a veces saltos de alegría, es lo que tiene...

El recorrido es más difícil y más largo, pero guarda sus recompensas y, a la larga, es el que permanece. No es lo mismo construir un caseto de madera empezando por el tejado que edificar una vivienda de piedra comenzando por unos pilares seguros y fuertes. He ahí la diferencia.


Ruinas del Monasterio de Moreruela, Zamora


"Unos corren a juntarse al prójimo porque se buscan a sí mismos, y otros porque quisieran evadirse de sí mismos. Vuestro mal amor a vuestra propia persona convierte vuestra soledad en una prisión"

Así hablaba Zaratustra - F. Nietzsche