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Libros y madrugadas

Lo bueno de los libros es que sea la hora que sea, y pase lo que pase ahí fuera, siempre están ahí, dispuestos a conversar contigo :)

El jardín del vecino

Existe un proverbio árabe que dice: “Da al tonto mil inteligencias y solo querrá la suya”. No sé si tendrá algo que ver con la naturaleza del ser humano o solo con la de determinados individuos, pero cierto es que quienes más carencias acumulan, más orgullosos se sienten de sí mismos. Y, cuando no se inspecciona dentro, porque todo se intuye impecable, ¿qué es lo que se hace? Otear alrededor…
Lo explica muy bien un texto de Paulo Coelho que lleva por nombre “Contemplando el jardín ajeno” y que dice lo siguiente: “Comenzamos a plantar el jardín de nuestra vida y, cuando miramos al lado, reparamos en que el vecino está ahí, espiando. Él es incapaz de hacer nada, pero le gusta ofrecer ocurrencias disparatadas sobre cómo sembramos nuestras acciones, plantamos nuestros pensamientos, regamos nuestras conquistas”. Y, al menor despiste, ahí está el vecino, haciendo lo posible para que toda la calle se entere de que cometemos errores, que nuestro jardín tiene sus defectos. 
Pero quien mucho mira alrededor, poco trabaja en uno mismo… “El tonto al que le encanta ofrecernos opiniones disparatadas sobre nuestro jardín nunca cuida sus plantas”.

El efecto Pigmalión

Las expectativas positivas conducen, a menudo, a realidades favorables a la persona, del mismo modo que las negativas pueden lograr el efecto contrario.
La psicología bautiza a este fenómeno con el nombre de “efecto Pigmalión”, en honor al escultor homólogo cuya historia se recoge en la mitología griega. Según las Metamorfosis de Ovidio, Pigmalión llegó a enamorarse hasta tal punto de una de sus mujeres de piedra, que esta se convirtió en una persona de carne y hueso.

Los psicólogos Robert Rosenthal y Leonor Jacobson llevaron este planteamiento a las aulas, para comprobar hasta qué punto influía en el rendimiento académico de los alumnos. A primeros de curso, realizaron un test de inteligencia a todos los estudiantes y, sin mirar los resultados, seleccionaron al azar a un número de alumnos, cuyos nombres dieron al profesorado explicándoles que era de ellos de quienes mayor progreso se podía esperar.

Pasados ocho meses, el psicólogo regresó al centro para plantear, exactamente, el mismo test, y comprobó que los niños que se habían descrito al profesorado como niños de “gran porvenir” habían mejorado su coeficiente cuatro puntos por encima del resto de la clase. En palabras del propio Rosenthal: “Los niños se vuelven más listos cuando los profesores esperan que se vuelvan más listos”.

Quizás por eso el futuro de la educación radica, más que incrementar o recortar los gastos, en perseguir la formación de profesores que realmente sepan motivar y tratar a sus alumnos.


Análisis electoral

A día de hoy, todos los ciudadanos sabemos que el Partido Popular ha ganado por mayoría absoluta, y que el Partido Socialista ha sufrido la peor caída de su historia. Pero, ¿nos hemos parado a examinar todos los datos que nos ha brindado el escrutinio del 20-N?

Si la eficacia y coherencia del sistema electoral español ha sido fuente de debate en los últimos meses, los resultados del pasado domingo nos han dejado la prueba más reciente de que algo no va bien en nuestra democracia. ¿Cómo se explica, si no, que un partido con menos votos que otro, triplique a este en número de escaños? Es el caso de CiU, que ha obtenido 16 congresistas, mientras que UPyD -con 125.979 votos más- se ha tenido que conformar con 5. ¿Por qué el voto de unos ciudadanos vale más que el de otros, si la democracia se asienta en la igualdad? Hablamos de 11 escaños más, ¡teniendo 125.000 votos menos! Así es cómo funciona la ley D’Hondt aplicada a las circunscripciones provinciales…

Otro dato que llama la atención es el tremendo crecimiento de los partidos pequeños. Si realmente todos los votos se contabilizaran igual, partidos como Equo, PACMA, Escaños en Blanco, P.A. o PxC, obtendrían uno o dos escaños. Ello supondría que los representantes de los cientos de miles de ciudadanos que les han votado no quedarían excluidos de las Cámaras, como está ocurriendo actualmente. Solo así hablaríamos de un Congreso y un Senado de todos.



Partido Popular y Partido Socialista pierden votos en Zamora


Un dato que apenas ha salido a relucir tras las últimas Generales es que el Partido Popular, pese a ganar por mayoría absoluta en el conjunto nacional, ha perdido más de 400 votos -con respecto a las elecciones de 2008- en la circunscripción zamorana.

Muy probablemente éstos se encuentren, junto con los más de 22.000 que ha dejado de contabilizar el Partido Socialista, engrosando las cifras de partidos pequeños, o bien en los números de la abstención.




Destaca, sobre todo, el crecimiento de Izquierda Unida (que ha doblado los resultados de 2008, pasando de 3.002 a 6.123 papeletas) y el formidable subidón de Unión Progreso y Democracia, partido que ha cuadriplicado el producto de 2008, al aumentar de 1.234 a 4.618 votos.

El resto de partidos que se han presentado en Zamora tienen imposible el acceso a la pugna por uno de los escaños, a menos que se modifique la ley electoral y cambie el sistema de circunscripciones provinciales. Mientras tanto, son y serán un perfecto indicador del sentir de muchos ciudadanos, que muestran claramente su postura ante temas como el maltrato animal y las corridas de toros (PACMA), el actual sistema electoral y parlamentario (Escaños en Blanco), la autonomía del País Leonés (PREPAL), la realidad del mundo presente (PUM+J) o el actual sistema financiero (ANTICAPITALISTAS).

*Fuente de las imágenes: Ministerio del Interior. Gobierno de España.

20-N

La fecha más nombrada en los últimos meses es la misma que marcó el destino del país hace ahora 36 años. Con la muerte de Franco, aquella noche de noviembre, se abrió un lento camino hacia la democracia que muchos de los españoles que el domingo se encontrarán con las urnas, han vivido en primera persona.

El fugaz Gobierno de Arias Navarro; la elección de Adolfo Suárez y su papel trascendental en la transición hacia una España plural y abierta al cambio; la redacción de una nueva Constitución y el desarrollo de un modelo territorial descentralizado, basado en las autonomías; la legalización de partidos, como el Partido Comunista y el nacimiento de otros, como la Unión de Centro Democrático o Alianza Popular, germen del actual Partido Popular; las primeras elecciones democráticas celebradas después de más de cuarenta años… Un paso tras otro hacia una realidad anhelada por tantos durante décadas.

Pero, de regreso al presente, me pregunto si aquellas personas que votaron por primera vez tras la muerte de Franco se imaginaban que años más tarde, en este nuevo 20-N, España iba a estar como está. Si, cuando soñaban con la democracia, pensaban en un modelo en el que el juego se disputaba solo entre dos (la prueba más clara la tuvimos en el debate de hace un par de lunes), en un resultado final de casi cinco millones de parados, en una España de enchufe y pandereta...

Gala Placidia

Hoy quiero dedicar este espacio a mi mujer favorita de la Antigüedad. No, no es Cleopatra. Su nombre es Gala Placidia y, aunque el mundo apenas se haya hecho eco de su historia, vivió la que hoy denominaríamos “una auténtica vida de película”.

Hija de Teodosio I el Grande, último emperador que mantuvo unido el mundo romano, conoció e hizo suyos los privilegios propios de su rango, hasta el año en que cumplió la veintena. Fue entonces cuando Alarico, rey de los visigodos, saqueó Roma y se llevó a la joven como auténtico trofeo.

De vuelta en su reino, concertó el matrimonio entre Gala y su hijo Ataulfo, con la esperanza de unir las patrias de ambos en un único imperio. Sin embargo, lo que se planeó como una unión de conveniencia acabó siendo toda una expresión de amor, pues cuando los dos jóvenes se conocieron, se enamoraron perdidamente.

Tras la boda en la ciudad de Narbo, se instalaron en Barcino (actual Barcelona), donde nació su único hijo, que recibió el nombre de Teodosio en honor a su abuelo romano. Este niño, por cuyas venas corría sangre bárbara y romana, encarnó la esperanza de fundir la grandiosa Roma con el pujante reino godo.

Pero la felicidad duraría poco, ya que Ataulfo fue asesinado en medio de una serie de conjuras, y su mujer condenada a un calvario de humillaciones públicas. El bebé murió, y el nuevo rey de los godos, Walia, se enriqueció negociando la devolución de Gala a su Roma natal, donde se vió obligada a empezar su vida prácticamente desde cero. Se convirtió en esposa y madre de emperadores y consagró el resto de sus días a vivir según la filosofía cristiana, a la que siempre había sido leal.

Gala murió con más de 70 años -toda una barbaridad para la época- y fue enterrada en Rávena, donde la leyenda asegura que descansa junto a la persona que le enseñó el sentido de la felicidad, lejos de los lujos y los caprichos de la Corte. No es necesario decir su nombre, ¿verdad?

Estatua de Ataulfo en la Plaza de Oriente de Madrid

Un lluvioso día de cumpleaños


Lo primero que ví cuando levanté la persiana fue la lluvia a través del cristal. Sin embargo en mi recién estrenado cielo de los veinticinco, como en la canción de Springsteen, no existía ni una sola nube.

En un momento en el que todos los detalles de la vida pasan casi obligatoriamente por Facebook, Tuenti o WhatsApp, decidí borrar mi fecha de cumpleaños de las redes sociales y he podido recibir el cariño de las personas que me quieren de verdad, que me hace infinitamente más ilusión que las ciento y pico felicitaciones en el tablón de internet.

Tengo una familia que me encanta; pocos AMIGOS con mayúsculas, pero de verdad; un trabajo en el que sentirme realizada; y lo más importante: he encontrado a la persona con la que quiero pasar el resto de mis cumpleaños, porque sólo con él encuentro la plenitud cada día que nace y que termina, sea de cumpleaños o no.

Puedo decir bien alto y sin miedo a equivocarme que, cada día que pasa, estoy más enamorada. Que tus pequeños defectos no son nada si los comparo con todo lo que me aportas, con todo lo que me haces crecer, con todo lo que TE QUIERO.

Decididamente, el mejor regalo de todos los que podría recibir ya me lo habéis dado. Es celebrarlo sabiendo que os tengo a VOSOTROS.

Sabiendo que te tengo a .



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I´m waitin´, waitin´ on a sunny day
Gonna chase the clouds away
Waitin´ on a sunny day

Without you, I´m workin´ with the rain fallin´ down
I´m half a party in a one dog town
I need you to chase these blues away
Without you, I´m a drummer girl that can´t keep a beat
An ice cream truck on a deserted street
I hope that you´re coming to stay

I´m waitin´, waitin´ on a sunny day
Gonna chase the clouds away
Waitin´ on a sunny day

La España que hemos heredado

El otro día, en la red social de un amigo, leí una frase que me resultó simpática, a pesar de que el trasfondo encierra la triste realidad. Decía lo siguiente: “En España los licenciados solo tenemos tres salidas: por tierra, por mar o por aire”. Y si eso es aplicable al conjunto de España en general, no les cuento en el caso de Zamora en particular…

Hasta hace unos años, estudiar una carrera significaba asegurarse el porvenir con una buena paga y una vida digna. A día de hoy, sin embargo, los papeles se invierten. Las plantillas de hamburgueserías, pizzerías, supermercados y cafeterías empiezan a llenarse de jóvenes ingenieros, historiadores, biólogos, abogados… que, cansados de no encontrar empleo en su campo, no les ha quedado otra que conformarse con lo que hay. Porque, más allá del enchufe y de la lotería, esto es lo único que hay.

En la España que hemos heredado los jóvenes del presente, los veinteañeros licenciados tenemos que trabajar (si tenemos la fortuna) a la vez que sacamos másteres y posgrados y, si es posible, preparamos una oposición. El futuro, incierto; los sueños, claros: poder vivir de nuestra profesión, no conformarnos con lo que no merecemos.

La respuesta no es: “no se puede”, sino: “me está costando, estoy en ello”.


Mirador y dinosaurios


Aquel mirador era su rincón favorito de toda la ciudad. Solía sentarse allí a leer, a escribir, a escuchar música, a dejarse llevar por aquel cúmulo de sensaciones que le hacían sentirse libre y desplegar las alas. A veces, imaginaba que no estaba allí sola, que tenía a su lado a alguien con quien compartir sus pensamientos, con quien divagar sobre el cosmos y las estrellas.

Pasaron los años, con sus sueños y lecciones, y una noche de mayo, al sentarse en su rincón de siempre, miró a su izquierda y allí estaba él. Su historia juntos era mucho más larga y, sobre todo, mucho más especial de lo que la gente sospechaba. Pero, ¿qué importa la gente? Allí estaban ellos dos, con sus sonrisas al viento, con sus conversaciones sobre dinosaurios, con sus recuerdos compartidos y sus ganas de sentirse jóvenes. Porque lo eran.

Habían dispuesto las cartas y la vida las había jugado por ellos. Dos veces. Y ahora, mirando atrás desde la distancia, de la mano, todo tenía sentido.

Se acercaba el fin de semana, se avecinaba otra primavera y ella solo tenía ojos para él. Miradores, fotografías, paseos, conversaciones interminables, carcajadas, besos, gominolas para dos… Mientras se vestía para ir a buscarle, una canción de The Cure sonaba de fondo: “It’s Friday, I’m in love”.


Mirador del Troncoso, Zamora. 2010

Unos artistas muy grandes

A las ciudades, muchas veces, les falta espíritu. El gris de los pavimentos consigue teñir el ánimo en los días que amanecen tristes y las calles llenas de gente parecen recordar a gritos que uno puede sentirse muy solo, aunque se vea rodeado de una multitud.

El espíritu del que hablo no se encuentra en los monumentos: testigos callados; ni en los paseantes: almas en movimiento que no saben callar; el espíritu de la ciudad se encuentra, muchas veces, en sus artistas callejeros: escultores de emociones y de sonrisas, de nuevas formas de mirar y de sentir las calles de siempre para que, al menos ese día, sean diferentes.

Admiro a estas personas y agradezco profundamente su trabajo, porque imprime personalidad a rincones vacíos, y viste de arte a otros que, por sí solos, tienen mucho que decir.

A cada cual le transmitirán sensaciones y opiniones diferentes. En mi caso, me encanta que escuchar ciertas melodías o encontrarme con un animalito de trapo que baila al son de unas cuerdas sean detalles que me llenen de alegría, que me hagan concebir esa mañana, esa tarde o esa noche, como una mañana, una tarde o una noche diferentes y especiales. Porque cada día de nuestra vida, cada momento lo es. Y aunque, a veces, la rutina consiga que lo olvidemos, siempre están ellos ahí para recordárnoslo.


Organillista que encontré en la ciudad de Albi, frente a la catedral

Aquel día, comí sentada en un banco, en la misma plaza en la que se encontraba este singular artista, que me encandiló desde la primera nota. Una tarde espléndida, con la catedral de Santa Cecilia ante mis ojos, y música francesa en directo, a cargo del mejor artista de la ciudad -para mí, desde luego, lo fue-. Se trató, sin dudarlo, de la mejor comida de mi vida. Siempre recordaré la ciudad francesa con la melodía de aquel organillo...

El árbol de la vida

Llevábamos tiempo esperando el estreno de la película El árbol de la vida, y lo cierto es que salimos del cine mucho más contentos de lo que esperábamos, y con enormes ganas de hablar y compartir interpretaciones.

Una película a todas luces diferente, en la que la sucesión de evocadoras imágenes y palabras llenas de sentido invitan al espectador a plantearse su propia existencia, a cambiar las lentes con las que mira el mundo, a VIVIR. La soberbia banda sonora, aderezada de silencios, se encarga del resto.

Leí en una crítica que el filme solo es apto para poetas, amantes del gran cine y filósofos, en el sentido más amplio de cada una de estas palabras. Estoy de acuerdo, porque el mensaje que transmite no se encuentra en la cinta, sino en la mente y en el corazón del espectador.

El árbol de la vida llama a reflexionar tanto durante su visionado como después de los créditos, si tienes la fortuna de haber pasado un buen rato, claro, o al menos de permanecer en el asiento, ya que más de un espectador abandona la sala a mitad de la cinta. Y es que no se trata de una película convencional.

Aunque no guste a muchos, invito a quienes se decidan a verla a pararse a pensar en aquello que quiere transmitir el director en cada secuencia, a trasladarlo a su propia vida, a su propia realidad, porque "es tan peligroso observar sin pensar, como pensar sin observar”, que decía Ramón y Cajal. Ya solo con eso, la experiencia habrá merecido la pena.