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Decorando con nueces en Navidad

 

La semana pasada encontré en Pinterest esta idea tan original para convertir nueces en decoración navideña y no tardé en decidir que tenía que hacerla :) Es una manualidad ideal para hacer con niños, así que he aprovechado este fin de semana, que veníamos a Ponferrada, para hacerla con Víctor.

Hemos necesitado los siguientes materiales:

- Varias cáscaras de nueces 
- Pomponcitos pequeños
- Ojos móviles para manualidades
- Lacitos
- Cartulina en color marrón
- Cartulina en color crema (también valdría cartulina blanca, o incluso negra)
- Una cinta estrecha o un cordoncito
- Tijeras
- Cola

Podéis encontrarlos todos en los chinos, que es donde he comprado las bolsitas que véis abajo. El precio de cada una ronda los 80 céntimos.


Fui ideando los pasos a raíz de ver la foto, así que puede que la manualidad original se lleve de otra manera. No encontré unos ojitos tan pequeños como que tiene el reno de arriba, las nueces que usamos son de un nogal de El Bierzo y no son tan grandes como las comerciales, y decidí hacer los cuernos del bichete en color crema, en vez de negro.

Le hemos dado nuestros toques personales, pero el caso es que el resultado ha quedado bastante simpático, así que os explico aquí cómo lo hemos hecho :)

 

En primer lugar, dibujamos sobre las cartulinas y recortamos la forma de la cabeza y los cuernos. Para facilitar el trabajo, ponemos una mitad de nuez sobre la cartulina amarilla y dibujamos su contorno, dejando un pequeño margen alrededor para que quede un poquito más grande, como se ve en la primera imagen de la manualidad. A esa forma le añadimos unas orejitas y recortamos. Los cuernos los dibujé a ojo, pero es suficiente con dibujar bien uno, que servirá de plantilla para el resto.

A continuación, basta con pegar con cola todos los elementos: los cuernos sobre la cartulina marrón, en el espacio que queda entre las orejas; una vez seco esto, se encola el borde de media nuez y se pega sobre la cartulina. Lo dejamos secar y, por el otro lado pegamos los extremos de la cinta o cordoncito que nos servirá para colgarlo.

 

Para terminar, encolamos los ojitos, el pompón que hará las veces de nariz y el lacito, y le ponemos cara a nuestro reno. Podemos usarlo como adorno del árbol de Navidad, para decorar las puertas de los armarios o de las habitaciones, o lo que se nos ocurra. 

El caso es que se trata de una excusa más para pasar un rato en familia y para avivar la creatividad de los niños de la casa, animándoles a reciclar y a hacer las cosas por ellos mismos.

Como es muy sencillito, se sentirán muy orgullosos al ver que su reno queda prácticamente igual que el de un adulto. Como prueba, ahí tenéis el mío (a la izquierda) y el de Víctor, que con 11 años lo ha hecho tan bien como véis a la derecha.

 

Otoño en el Valle del Silencio

Este domingo hemos estado fotografiando el Valle del Silencio, en el sureste de El Bierzo. Visitamos el pueblo de Peñalba de Santiago, con su impresionante iglesia de arquitectura de la Repoblación, y buscamos la naturaleza que le rodeaba, invadida por los colores del otoño.