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Análisis electoral

A día de hoy, todos los ciudadanos sabemos que el Partido Popular ha ganado por mayoría absoluta, y que el Partido Socialista ha sufrido la peor caída de su historia. Pero, ¿nos hemos parado a examinar todos los datos que nos ha brindado el escrutinio del 20-N?

Si la eficacia y coherencia del sistema electoral español ha sido fuente de debate en los últimos meses, los resultados del pasado domingo nos han dejado la prueba más reciente de que algo no va bien en nuestra democracia. ¿Cómo se explica, si no, que un partido con menos votos que otro, triplique a este en número de escaños? Es el caso de CiU, que ha obtenido 16 congresistas, mientras que UPyD -con 125.979 votos más- se ha tenido que conformar con 5. ¿Por qué el voto de unos ciudadanos vale más que el de otros, si la democracia se asienta en la igualdad? Hablamos de 11 escaños más, ¡teniendo 125.000 votos menos! Así es cómo funciona la ley D’Hondt aplicada a las circunscripciones provinciales…

Otro dato que llama la atención es el tremendo crecimiento de los partidos pequeños. Si realmente todos los votos se contabilizaran igual, partidos como Equo, PACMA, Escaños en Blanco, P.A. o PxC, obtendrían uno o dos escaños. Ello supondría que los representantes de los cientos de miles de ciudadanos que les han votado no quedarían excluidos de las Cámaras, como está ocurriendo actualmente. Solo así hablaríamos de un Congreso y un Senado de todos.



Partido Popular y Partido Socialista pierden votos en Zamora


Un dato que apenas ha salido a relucir tras las últimas Generales es que el Partido Popular, pese a ganar por mayoría absoluta en el conjunto nacional, ha perdido más de 400 votos -con respecto a las elecciones de 2008- en la circunscripción zamorana.

Muy probablemente éstos se encuentren, junto con los más de 22.000 que ha dejado de contabilizar el Partido Socialista, engrosando las cifras de partidos pequeños, o bien en los números de la abstención.




Destaca, sobre todo, el crecimiento de Izquierda Unida (que ha doblado los resultados de 2008, pasando de 3.002 a 6.123 papeletas) y el formidable subidón de Unión Progreso y Democracia, partido que ha cuadriplicado el producto de 2008, al aumentar de 1.234 a 4.618 votos.

El resto de partidos que se han presentado en Zamora tienen imposible el acceso a la pugna por uno de los escaños, a menos que se modifique la ley electoral y cambie el sistema de circunscripciones provinciales. Mientras tanto, son y serán un perfecto indicador del sentir de muchos ciudadanos, que muestran claramente su postura ante temas como el maltrato animal y las corridas de toros (PACMA), el actual sistema electoral y parlamentario (Escaños en Blanco), la autonomía del País Leonés (PREPAL), la realidad del mundo presente (PUM+J) o el actual sistema financiero (ANTICAPITALISTAS).

*Fuente de las imágenes: Ministerio del Interior. Gobierno de España.

20-N

La fecha más nombrada en los últimos meses es la misma que marcó el destino del país hace ahora 36 años. Con la muerte de Franco, aquella noche de noviembre, se abrió un lento camino hacia la democracia que muchos de los españoles que el domingo se encontrarán con las urnas, han vivido en primera persona.

El fugaz Gobierno de Arias Navarro; la elección de Adolfo Suárez y su papel trascendental en la transición hacia una España plural y abierta al cambio; la redacción de una nueva Constitución y el desarrollo de un modelo territorial descentralizado, basado en las autonomías; la legalización de partidos, como el Partido Comunista y el nacimiento de otros, como la Unión de Centro Democrático o Alianza Popular, germen del actual Partido Popular; las primeras elecciones democráticas celebradas después de más de cuarenta años… Un paso tras otro hacia una realidad anhelada por tantos durante décadas.

Pero, de regreso al presente, me pregunto si aquellas personas que votaron por primera vez tras la muerte de Franco se imaginaban que años más tarde, en este nuevo 20-N, España iba a estar como está. Si, cuando soñaban con la democracia, pensaban en un modelo en el que el juego se disputaba solo entre dos (la prueba más clara la tuvimos en el debate de hace un par de lunes), en un resultado final de casi cinco millones de parados, en una España de enchufe y pandereta...

Gala Placidia

Hoy quiero dedicar este espacio a mi mujer favorita de la Antigüedad. No, no es Cleopatra. Su nombre es Gala Placidia y, aunque el mundo apenas se haya hecho eco de su historia, vivió la que hoy denominaríamos “una auténtica vida de película”.

Hija de Teodosio I el Grande, último emperador que mantuvo unido el mundo romano, conoció e hizo suyos los privilegios propios de su rango, hasta el año en que cumplió la veintena. Fue entonces cuando Alarico, rey de los visigodos, saqueó Roma y se llevó a la joven como auténtico trofeo.

De vuelta en su reino, concertó el matrimonio entre Gala y su hijo Ataulfo, con la esperanza de unir las patrias de ambos en un único imperio. Sin embargo, lo que se planeó como una unión de conveniencia acabó siendo toda una expresión de amor, pues cuando los dos jóvenes se conocieron, se enamoraron perdidamente.

Tras la boda en la ciudad de Narbo, se instalaron en Barcino (actual Barcelona), donde nació su único hijo, que recibió el nombre de Teodosio en honor a su abuelo romano. Este niño, por cuyas venas corría sangre bárbara y romana, encarnó la esperanza de fundir la grandiosa Roma con el pujante reino godo.

Pero la felicidad duraría poco, ya que Ataulfo fue asesinado en medio de una serie de conjuras, y su mujer condenada a un calvario de humillaciones públicas. El bebé murió, y el nuevo rey de los godos, Walia, se enriqueció negociando la devolución de Gala a su Roma natal, donde se vió obligada a empezar su vida prácticamente desde cero. Se convirtió en esposa y madre de emperadores y consagró el resto de sus días a vivir según la filosofía cristiana, a la que siempre había sido leal.

Gala murió con más de 70 años -toda una barbaridad para la época- y fue enterrada en Rávena, donde la leyenda asegura que descansa junto a la persona que le enseñó el sentido de la felicidad, lejos de los lujos y los caprichos de la Corte. No es necesario decir su nombre, ¿verdad?

Estatua de Ataulfo en la Plaza de Oriente de Madrid