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2016

2016: un año de aventura y de esperanza puesta en práctica. 

A 2017 solo le pido seguir soñando despierta, rodeada de mis seres importantes; seguir mirando hacia adelante, sin miedo a cambiar lo que no nos gusta o lo que sabemos que puede mejorar, como hemos aprendido a hacer este año que termina. 

Quién no se arriesga, no gana.


La Alhambra: Historia en estado puro

La Alhambra es uno de esos monumentos que enamora, no tanto por su arte o su arquitectura -que, desde luego, son una auténtica maravilla- sino por toda la historia que encierra en su recinto, que vas reviviendo imaginariamente durante la visita. 

Vio nacer la última etapa del gobierno musulmán en Europa y vio morir Al Andalus. Entre sus paredes se gestaron conjuras, romances, batallas, alianzas y asesinatos, y la dolorosa decisión final de un rey -Muhammad XII, más conocido como Boabdil- de capitular ante los Reyes Católicos.

A nuestro lado, cuando esperábamos para sacar el ticket de entrada a la Alhambra, había una pareja. Ella hablaba alto y se quejaba por haber tenido que madrugar para la visita: "Ya puede merecer la pena el monumentillo éste", fueron sus palabras textuales. "Monumentillo". Qué dolor...

No sé cuáles serían sus impresiones al salir, pero aunque no conociera su historia ni parecía que le importara mucho, estoy convencida de que le mereció la pena. Es lo que tiene la Alhambra: que además de Historia, es belleza en estado puro.

La Alhambra de Granada 
La Alhambra de Granada 
La Alhambra de Granada 

Vía Biberatica

Hoy he tenido la suerte de caminar por la Vía Biberatica, una calle de la Antigua Roma que se mantiene prácticamente intacta, a pesar del paso de los siglos. Llama la atención encontrarla tan bien conservada y tan vacía de turistas, a pesar de estar localizada en el centro de Roma (Via IV  Noviembre  94).

Entiendo que los motivos pueden ser dos:
  1. No está catalogada como uno de los 'monumentos estrella' de la ciudad (ya sabéis: Coliseo, Fontana di Trevi, Boca de la Verdad, etc.).
  2. Se encuentra enmarcada dentro del Mercado de Trajano, en la actualidad Museo de los Foros Imperiales, cuya entrada tiene un precio de 15,50 euros.
Si, como a mí, os gusta la Historia y queréis disfrutar de una porción de la Roma más auténtica, os adelanto que la visita os merecerá la pena.

Una tarde en el Pozo de los Humos

El sábado pasado fuimos a conocer el Pozo de los Humos, uno de los rincones más espectaculares del Parque Natural de los Arribes del Duero. Se encuentra al noroeste de la provincia de Salamanca, rozando la frontera con Portugal y a solo unos kilómetros de Zamora.

Como ha llovido mucho en las últimas semanas, el caudal del río ha crecido notablemente y la cascada lo refleja: 50 metros de caída libre que configuran un verdadero espectáculo natural.

Pozo de los Humos

Te sientes pequeñito observando esa maravilla en la que el ser humano no ha tenido nada que ver, escuchando al agua caer con fuerza, mirando hacia abajo desde el precipicio.

Pozo de los Humos

Estos días está hasta arriba de gente, lo que le resta buena parte del encanto, pero siempre se puede encontrar un huequecito en el que sentarse a disfrutar del paisaje; eso sí, sin jugarse la vida buscando la foto del año, por favor.


 Se puede acceder desde dos localidades: Masueco y Pereña.
  • Masueco: Desde aquí puedes acceder a las pasarelas que te permiten ver la cascada de cerca.
  • Pereña: De este pueblo parte un sendero que te lleva hasta el mirador desde el que puede observarse la cascada al completo, de frente, enmarcada en el espectacular paisaje que la rodea. Nosotros elegimos esta opción y las fotos que veis están hechas desde ahí.
Pozo de los Humos

A mí, personalmente, no me gustan las rutas de senderismo -y menos en la montaña- porque soy más de elegir por dónde quiero moverme. Qué le voy a hacer, no me gusta que me digan por dónde tengo que ir ni cuándo me debo dar la vuelta, y creo que no lo voy a remediar... jejeje. Pero a quiénes sí les gusten estoy segura de que también les gustarán las propuestas que se pueden hacer en esta zona, porque son varias las rutas que pasan por el Pozo de los Humos.

Pozo de los Humos

Y si preferís ir por libre, como nosotros, podéis llevar el coche hasta el aparcamiento que encontraréis a escasos cien metros del mirador de Pereña y, a partir de ahí, disfrutar de la zona y de las vistas a vuestro antojo, eso sí, siempre con la precaución y el respeto que merece un espacio de montaña como éste.

El Monasterio de Carracedo

El Bierzo está lleno de rincones impresionantes. Su situación geográfica ofrece un escenario enclavado entre valles y montañas, colmado de naturaleza y siempre cambiante. Con el nuevo año han llegado las primeras nevadas y, este fin de semana, Ponferrada se veía rodeada de montañas blancas, que invitaban a coger el trineo y subir a pasar un buen rato en alguna de sus laderas. Probablemente, ese sea uno de los planes que hagamos el próximo fin de semana que pasemos allí :) 

Sin embargo, hoy quiero subir las fotos de un sitio especial que visitamos hace poco: el Monasterio de Carracedo. Es la cuarta vez que lo vemos, pero la primera que lo recorremos por dentro y, además, con un acompañante especial, a quien explicar en directo las características del románico, de las que tantas veces habíamos hablado delante de un libro. No hay mejor manera de afianzar conocimientos sobre arte que ver y analizar las obras in situ.

Como íbamos los tres y hacía bastante frío, no pudimos hacer todas las fotos que nos hubiera gustado, pero ya habrá momento de regresar y de verlo, de nuevo, con los colores de otra estación.


 

 

 




Tregua de Navidad

Como comentaba en la entrada anterior, sea por propensión o sea por lo que sea, pocos pueden negar que, en Navidad, ocurren cosas extraordinarias.

Hace unos años, escribí un relato sobre una de ellas: la tregua de Navidad de 1914. Sucedió en el frente occidental, en plena Gran Guerra. Corría la Nochebuena de aquel año cuando británicos y alemanes, apostados en sus respectivas trincheras, cambiaron las armas por los villancicos.

Quienes estuvieron allí y sobrevivieron a la contienda cuentan que los soldados de los dos bandos pisaron la tierra de nadie para conocerse y felicitarse la Navidad. Intercambiaron whisky y cigarrillos, cantaron y rezaron juntos, incluso jugaron un partido de fútbol. Olvidaron la guerra y olvidaron aquello que les enfrentaba, quizás porque nunca existió. Las diferencias se enclavaban mucho más arriba: eran rencillas de Estado, de gobiernos, no problemas entre los ciudadanos.

Parecidas guerras mantenemos ahora, con la política, el dinero, la religión o las opiniones enfrentadas como baluarte. Olvidamos que detrás hay seres humanos que quizás tengan más en común con nosotros de lo que pensamos. Mucho más de lo que, en un principio, creemos que nos separa.

Portada del Daily Mirror del 5 de enero de 1915

Detalles en Navidad

Hay gente a la que le encanta la Navidad, gente a la que le resulta indiferente, porque sigue haciendo su vida con normalidad, y personas que están deseando que pasen estas fechas. Yo, por lo general, suelo estar en el segundo grupo, aunque confieso que he tenido años en los que me he visto en los otros dos. Supongo que la forma en la que nos tomamos las Navidades tiene mucho que ver con cómo hemos vivido el año que termina, ya que en estas fechas las ausencias duelen más, y las alegrías y los proyectos se comparten.

Pero, sea como sea, en este tiempo se pueden ver detalles a pie de calle que nos sacan una sonrisa y nos reconcilian un poco con el mundo.

El jueves, cuando salí por la tarde a entregar pedidos y a comprar material, me encontré con esta estampa en el vecindario: los niños de la guardería del barrio y sus familias estaban decorando el abeto del parque con adornos hechos a mano. Supongo que para muchos no tendrá importancia, pero el hecho de reunirse para hacer algo juntos y de pasar un rato divertido en torno al árbol, ya hace que merezca la pena.

 

Continué hacia el Barrio del Oeste, donde los propios vecinos han decorado la plaza, a la que no llegaba la iluminación del Ayuntamiento. Aquí no es necesario que sea Navidad para ver cosas bonitas y diferentes, puesto que durante todo el año organizan actividades y se preocupan por que las calles luzcan, casi casi, como un museo urbano. Admiro a la asociación de vecinos ZOES, que siempre está pendiente de los detalles y que ha conseguido que el suyo sea el barrio más acogedor de Salamanca.

 

Y un detalle de este barrio que me ha emocionado ha sido lo que se ve a través de la ventana que tenéis en la imagen de abajo. Es la habitación de un bajo que da hacia la acera de la Avenida de Portugal, decorada e iluminada con muchísimo cariño por los familiares de una mujer que ha debido de fallecer, y en cuyo recuerdo y homenaje han hecho esta maravilla. 

Mirándolo, uno se da cuenta de que las personas que mueren no se van del todo mientras exista alguien que las recuerde y las mantenga vivas en el día a día, en detalles como éste.

 

No sé si tendrán que ver estas pequeñas cosas pero, este año, la Navidad me está gustando :)

 

Itálica

La semana pasada nos tomamos un descanso, cogimos el coche y nos fuimos a visitar varias ciudades y monumentos que teníamos muchas ganas de conocer. Uno de los rincones que más me sorprendió, quizás porque no me lo esperaba tan grande y con tantos detalles, fue la ciudad romana de Itálica, localizada en la actual Santiponce (Sevilla).

Se cree que fue fundada por Publio Cornelio Escipión en el año 206 a.C, para acoger a los soldados caídos ante los cartagineses en la batalla de Ilipa, de la que Roma salió victoriosa. El nombre de 'Itálica' fue un homenaje a la patria de estos soldados, que fueron los primeros habitantes de la ciudad.

Gracias a la labor de los arqueólogos, hoy en día se puede pasear por muchas de sus calles, imaginando la vida que se desarrollaba en esas casas con suelos de perfectos mosaicos, en el imponente Traianeum (un templo dedicado a Trajano, emperador nacido en la ciudad) o en las Termas Mayores o Menores, en las que todos los ciudadanos eran iguales.

 

 

 

   

 

Desde Itálica puede verse, a lo lejos, el perfil de la ciudad de Sevilla, con la torre Pelli y la Giralda despuntando entre las casas.

 

Pero lo que más me impactó fue el anfiteatro. Es imposible estar allí y no imaginarse el griterío del público en una tarde de juegos, el miedo y la soledad del gladiador inmediatamente antes de pisar la arena, la grandeza y la brutalidad de un imperio que supo levantar los pilares de nuestra cultura, pero que no tuvo piedad con tantos y tantos inocentes.

Mirando la arena pensé que esa herencia de sangre y espectáculo, inevitablemente ligados, se mantiene viva hoy en día en el mundo de la tauromaquia. Ya no se obliga a dos seres humanos a pelear por su vida en un 'tú o yo', porque la sociedad ha evolucionado en ese camino. Se ha cambiado a los gladiadores por toros, y quiénes tienen esa necesidad de ver y gozar con la sangre y el sufrimiento, se sacian con estos pobres animales, que ven llegar la muerte en la arena de otro recinto redondo, de una arquitectura muy similar -por no decir copiada- a la del anfiteatro.

Estoy segura de que, igual que hoy nos horrorizamos al recordar las vidas humanas que fueron segadas en loa anfiteatros del Imperio, algún día nuestros descendientes, en una España ya sin tauromaquia, se avergonzarán de los miles de toros asesinados para entretener a unos cuantos.  


 

 

  




Decorando con nueces en Navidad

 

La semana pasada encontré en Pinterest esta idea tan original para convertir nueces en decoración navideña y no tardé en decidir que tenía que hacerla :) Es una manualidad ideal para hacer con niños, así que he aprovechado este fin de semana, que veníamos a Ponferrada, para hacerla con Víctor.

Hemos necesitado los siguientes materiales:

- Varias cáscaras de nueces 
- Pomponcitos pequeños
- Ojos móviles para manualidades
- Lacitos
- Cartulina en color marrón
- Cartulina en color crema (también valdría cartulina blanca, o incluso negra)
- Una cinta estrecha o un cordoncito
- Tijeras
- Cola

Podéis encontrarlos todos en los chinos, que es donde he comprado las bolsitas que véis abajo. El precio de cada una ronda los 80 céntimos.


Fui ideando los pasos a raíz de ver la foto, así que puede que la manualidad original se lleve de otra manera. No encontré unos ojitos tan pequeños como que tiene el reno de arriba, las nueces que usamos son de un nogal de El Bierzo y no son tan grandes como las comerciales, y decidí hacer los cuernos del bichete en color crema, en vez de negro.

Le hemos dado nuestros toques personales, pero el caso es que el resultado ha quedado bastante simpático, así que os explico aquí cómo lo hemos hecho :)

 

En primer lugar, dibujamos sobre las cartulinas y recortamos la forma de la cabeza y los cuernos. Para facilitar el trabajo, ponemos una mitad de nuez sobre la cartulina amarilla y dibujamos su contorno, dejando un pequeño margen alrededor para que quede un poquito más grande, como se ve en la primera imagen de la manualidad. A esa forma le añadimos unas orejitas y recortamos. Los cuernos los dibujé a ojo, pero es suficiente con dibujar bien uno, que servirá de plantilla para el resto.

A continuación, basta con pegar con cola todos los elementos: los cuernos sobre la cartulina marrón, en el espacio que queda entre las orejas; una vez seco esto, se encola el borde de media nuez y se pega sobre la cartulina. Lo dejamos secar y, por el otro lado pegamos los extremos de la cinta o cordoncito que nos servirá para colgarlo.

 

Para terminar, encolamos los ojitos, el pompón que hará las veces de nariz y el lacito, y le ponemos cara a nuestro reno. Podemos usarlo como adorno del árbol de Navidad, para decorar las puertas de los armarios o de las habitaciones, o lo que se nos ocurra. 

El caso es que se trata de una excusa más para pasar un rato en familia y para avivar la creatividad de los niños de la casa, animándoles a reciclar y a hacer las cosas por ellos mismos.

Como es muy sencillito, se sentirán muy orgullosos al ver que su reno queda prácticamente igual que el de un adulto. Como prueba, ahí tenéis el mío (a la izquierda) y el de Víctor, que con 11 años lo ha hecho tan bien como véis a la derecha.

 

Otoño en el Valle del Silencio

Este domingo hemos estado fotografiando el Valle del Silencio, en el sureste de El Bierzo. Visitamos el pueblo de Peñalba de Santiago, con su impresionante iglesia de arquitectura de la Repoblación, y buscamos la naturaleza que le rodeaba, invadida por los colores del otoño.