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Después de la tormenta

Una tarde de la pasada semana, cuando salí a caminar, me sorprendió la lluvia. No llevaba paraguas, así que decidí entrar en algunas tiendas para hacer tiempo y esperar a que amainara.

Media hora más tarde, aún lloviznaba, pero se podía andar perfectamente por la calle, así que continué adelante. Las calles, que antes de la tormenta estaban llenas de gente, se habían quedado casi vacías, y recorrerlas era un placer. De fondo, sonaba la banda sonora de la película 'Begin Again', a la que me he enganchado desde el día en que fui a verla al cine.

Me gustaría explicar lo que sentí en aquel paseo, pero creo que las palabras no son el mejor medio de transmisión en este caso. Así que os dejo la canción y algunas de las fotos de aquella noche, después de la lluvia.






San Martín del Castañar

Aprovechando que estos meses -y no tenemos muy claro hasta cuando- estamos viviendo en Salamanca, el sábado hemos visitado la Sierra de Francia, al sur de la provincia. Solo había estado una vez antes en la zona, para visitar La Alberca, el pueblo más turístico de la comarca. Pero esta vez buscábamos algo diferente, más tranquilo si cabe y más auténtico. Y lo encontramos.

Se llama San Martín del Castañar, y es un pueblecito de escasos 260 habitantes que cuenta con un castillo medieval, un puente romano, una iglesia con detalles románicos y unas ruinas visigodas. Todo ello arropado entre casas de arquitectura tradicional, naturaleza y calma.




 
 El puente romano, con un solo arco y bóveda de cañón, se conserva en muy buen estado

 

En el castillo, del que actualmente solo se conservan una parte de la torre del homenaje y algunos de sus muros, se encuentra un centro de interpretación de la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia.


 

 La iglesia, que tiene origen en el siglo XIII, ha sufrido diversas remodelaciones a lo largo de su historia, pero aún conserva ciertos detalles románicos, como esta ventaba de arco de medio punto y los canecillos perlados que sostienen su cornisa.

 

 Esta casa tan bonita, junto al caño y frente a la iglesia, es la panadería. 
Ofrece especialidades de la zona, gran variedad de dulces, e incluso pizzas artesanas. 

 



Y, de la arquitectura del conjunto del pueblo, hablan por sí solas las imágenes. Ha sabido conservar el alma que le transmitieron quienes las levantaron siglos atrás, y mantenerse en pie como un fotograma de otros tiempos.

Hogar, dulce hogar

 

Cuando llegamos hace un mes a la nueva casa, no tardé en darle vueltas a las posibilidades que ofrecía a la hora de decorar. Me gusta mucho el estilo nórdico, las paredes en color blanco roto, los suelos rústicos de madera, la sencillez... Pero, cuando alquilas, tienes que amoldarte a lo que hay. Y más aún si el presupuesto es ajustado y no sabes cuánto tiempo estarás. Así que decidí echarle imaginación :)

No quería gastar mucho dinero ni comprar cosas nuevas -no muchas... jeje, porque demasiadas tengo ya-. Me hice una idea en la cabeza de lo que buscaba, hice acopio de varios objetos viejos de mi casa de Zamora que me podían valer, le robé un bote pintura medio gastado a mi madre y me puse manos a la obra.

Pero lo primero, como no, fue imprimir y recortar una guirnalda. Quiénes me conocéis, conocéis también mi querencia por las guirnaldas... jeje. En este caso, imprimí el mismo modelo que decoró nuestro ático de Valladolid el año pasado (bueno, lo decoró hasta que Dante llegó a nuestras vidas y decidió llenarla de mordiscos y tirarla al suelo día sí, día también... jaja).

Aproveché el viaje a la copistería para imprimir también una lámina de t-rex muy chula que encontré en Pinterest. Su destino fue este marco que véis abajo, al que he dado una nueva vida con una lija y pintura azúl pastel.




Lo mismo hice con estas macetas viejas, que mi madre estaba a punto de tirar. Con la pintura azul y una cinta de fabric tape de Líah Miau -en una-, y con la pintura y unos topitos blancos -en otra-, logré un antes y un después interesante... jeje.

← He aquí la pintura milagrosa, una plástica de Titanlux de toda la vida :)

 


 

Por último, para el rincón en el que tengo instalado mi despacho, invertí 5 euros (en total) en estos marcos de la tienda Casa. Imprimí unas láminas que me gustan y... ¡espacio resuelto! :) Me hubiera gustado añadir más marcos de tamaños y estilos diferentes, para conseguir una composición como ésta, pero me quedo con la idea para la próxima casa.

 

 


 


Por menos de 10 euros se le puede dar un aire nuevo y personal a una casa de alquiler que no deja de ser un hogar de paso. O puede que no. Quién sabe... :)

Nubes de septiembre en Salamanca

Aunque el calendario marque el inicio del año en enero, para mí el punto de inflexión -si es que existe uno- siempre ha estado en septiembre

En este mes empezaba el curso en el colegio y, tiempo después, me preparaba para la universidad; en septiembre terminaban mis veranos en el pueblo y regresaba a Zamora o a Salamanca, con un montón de ilusiones en la cabeza.
Si el año pasado lo viví en Valladolid, este septiembre vuelvo a estar en Salamanca, como aquel de 2004 en el que me estrenaba en la universidad. Y vuelvo a llenarme de ilusiones.


 




Estas son algunas de las fotos que hice con el móvil cuando salí ayer por la tarde a caminar. Empieza a oler a otoño, y a Salamanca le sienta tan bien... :)