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25 de junio de 1852: La Barcelona de Gaudí

Hoy se celebra el aniversario del nacimiento de mi admirado Antoni Gaudí, un genio que vivió fuera de su tiempo, en ese rincón de la imaginación en el que habitan los dragones y las hespérides.

Pero para entender la arquitectura de Antoni Gaudí es necesario viajar al que fue su mundo, a la Barcelona de la segunda mitad del siglo XIX: una ciudad empeñada en abrir su corazón medieval a las nuevas creaciones; una ciudad en crecimiento, entregada al progreso y a la cultura; una ciudad para una nueva generación.

El plan de ensanche diseñado por Ildefons Cerdá en 1851 daba alas a la expansión de la localidad, que había dejado de denominarse plaza fuerte ese mismo año (lo que lamentablemente supuso el derribo de sus murallas) y que extendía ahora sobre su geografía una enorme retícula de calles y plazas achaflanadas, cortadas por dos gigantescas avenidas radiales (la Diagonal y la Meridional). Con este proyecto la afirmación de la época de que “Barcelona vivía de espaldas al mar” entraría a formar parte de la historia.

La elección de la ciudad condal como sede de la Exposición Universal de 1888 desencadenó una ola de modernismo, latente en las nuevas construcciones, así como un renovado espíritu de creación. Este fue el escenario de la vida y de la muerte del genial arquitecto Antoni Gaudí. No resulta complicado imaginarle paseando por sus calles, trazando un universo de color y fantasía dónde las formas imposibles convivían en perfecta unión con la naturaleza y terminaban fundiéndose en una sola.

El destino quiso llevarle a la dirección de las obras de la Sagrada Familia, llamada a ser una modesta iglesia neogótica. El genio de Gaudí, sin embargo, desbordó todos los planes y salvó al proyecto de la mediocridad que hubiera supuesto convertirse en uno más.

La maravilla de la Sagrada Familia y del arte de Gaudí en su conjunto radica en la diferencia, así como en la originalidad (entendiendo como tal el hecho de volver al origen, a lo esencial, a la madre naturaleza) y en su elevado simbolismo. Todo en la obra de Gaudí tiene un porqué, todo tiene un significado y todo ello conforma un mundo aparte en la Barcelona de nuestros días. El sueño gaudiniano despierta los sentidos dormidos de toda imaginación.

La Barcelona a caballo entre el XIX y el XX puede ser la Barcelona modernista, pero la Barcelona onírica que perdura a lo largo de la historia es, sin duda, la Barcelona de Gaudí.

Pensamientos de camino

Esta mañana, de camino a la Consejería, empezó a sonar en mis auriculares una canción de Springsteen que solía escuchar una y otra vez hace ahora un año, porque me llenaba de fuerzas para no rendirme. Fueron días duros, en los que cada viernes de mayo y junio cogía temprano el autobús Zamora-Valladolid cargada de una pila de currículums, y trazaba una ruta de varios kilómetros a lo largo y ancho de la ciudad para distribuirlos, a la caza y captura de un golpe de suerte.

Aquello no funcionó, como tampoco funcionó la búsqueda a través de los cientos de portales de empleo que revisaba concienzudamente cada día. Pero yo, que soy de naturaleza inquieta, no dejé de probar por otros caminos.

No había dinero para más cursos, ni másters ni posgrados, así que decidí rescatar mis libros de inglés del último año que fui a clases y organizar el estudio por mi cuenta. Las visitas a la biblioteca para sacar libros nuevos y películas en inglés hicieron el resto.

Empecé a darle forma a mi proyecto de Líah Miau, que me ha permitido ir sacando algo de dinerito para mis caprichos. Hay muchas nuevas ideas para él en el tintero, que espero tener tiempo de desarrollar en los próximos meses...

Decidí inscribirme a todos los concursos y becas en los que pudiera encajar. El 'no' ya lo tenía, así que, en último término, lo peor que podía ocurrirme era quedarme como estaba. Pero, quién iba a decírmelo, pasé la primera fase de la beca que, en esos momentos, más me interesaba. Y, tras una prueba de conocimientos, una entrevista y varios días de nervios, terminé viendo mi nombre en la parte de arriba de una larguísima lista de candidatos. Por fin tenía una oportunidad, aunque solo durara unos meses.

Y aquí estoy, en Valladolid, aprendiendo mucho y disfrutando de la satisfacción de ganar mi propio sueldito. Y como sé que la dura rutina de buscar y no encontrar trabajo me acecha a la vuelta de la esquina, he decidido invertir el dinero que me queda cada mes tras pagar alquiler y facturas en un master en Marketing y Comunicación Digital. Quiero aprender más sobre estos campos, tanto para mis proyectos personales como para las empresas en las que pueda trabajar algún día. Pagarlo supone un sacrificio muy grande, así que voy a aprovecharlo al máximo.

Sé que el esfuerzo dará frutos :)
  

Y como en los próximos meses voy a estar 'pelada' de dinero, ya estoy poniendo a la imaginación a trabajar en modo 'alto rendimiento'. He encontrado un par de concursos de relatos que parecen interesantes... Uhmmm...

Fin de semana en el campo

Necesitaba un fin de semana como este, en el campo, para desconectar y cargarme de energía. Da pena que pase tan rápido, pero me quedo con los momentos que me han hecho sonreir, relajarme, volverme loca, sentirme libre... 

Las sobremesas con mis padres y con Líah

 Conducir con el disco de directos de HIM

Las tardes de manualidades con mi madre

 Sentirme lejos -a pesar de estar tan cerca-, rodeada de naturaleza

Echarme en la cama con Líah ronroneando en mi cintura


 Así sí se empieza con ganas una nueva semana :)

La misma

La misma cazadora de hace diez años. Las mil y una chapas que fui acumulando y que guardan nombres, historias y recuerdos. La estrené en el colegio, la llevé en la universidad, y ahora me acompaña algunos días al trabajo.

Me gusta seguir siendo la misma de entonces y, a la vez, distinta.


Porque la madurez no se deja ver en lo superficial. El crecimiento que de verdad importa es el que se alberga dentro de uno mismo.

Me falta tiempo, me sobran ganas

Me quedo mirando por la ventana, embobada. Son las diez y diez, y aun está empezando a atardecer. Me recuerdo en una escena muy similar, varios meses atrás y con varias horas de diferencia, y pienso que el tiempo ha pasado sin que me dé cuenta.

Me asalta el temor de no estar aprovechando los días lo suficiente, de ver reflejada en el cristal a alguien peor. El cansancio y los miedos se arremolinan en la garganta y me pregunto si no podría dar más de mí misma sin quedar en el intento.

Quiero superarme, mejorarme. Me falta tiempo, pero me sobran ganas.