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El origen de Halloween

Hasta hace solo unos años, la fiesta de Halloween pasaba por alto para la mayoría de los españoles. Sin embargo, en los últimos tiempos, la celebración se ha ido ganando a la sociedad hasta el punto de resultar habitual encontrar murciélagos y calabazas decorando los escaparates de las tiendas, o cruzarse por la calle, en un día como hoy, con niños disfrazados de brujas o vampiros. La simbología es clara: arañas, brujas, gatos negros, fantasmas, personajes de terror... pero, ¿sabemos realmente lo que celebramos?

El origen de Halloween hay que buscarlo miles de años atrás, pues fueron los celtas quienes marcaron la noche del 31 de octubre como la fecha en la que los fantasmas de los muertos volvían a la tierra. Con la llegada del cristianismo, la celebración se trasladó al día 1 de noviembre y pasó a denominarse 'All Hallows Day', o 'Día de Todos los Santos'. De esta manera, la noche anterior empezó a conocerse como 'All Hallows Eve', o 'Víspera de Todos los Santos'. Precisamente de ahí es de donde deriva el nombre de 'Halloween'.

La festividad se celebraba casi exclusivamente en Estados Unidos y en el mundo anglosajón, pero fue a mediados de los años setenta cuando, gracias al cine y a las series de televisión americanas, la tradición del 'truco o trato' se exportó al resto del planeta.

'Una cuestión de tiempo'

Aprovechando la Fiesta del Cine he ido a ver una de esas películas que suelen llamarme la atención en la cartelera, pero que no suelo ir a ver porque prefiero guardar el dinero de la entrada para otra cosa o para otra película que pueda ver con Fran sin miedo a que le salgan sarpullidos (entiéndase ésto como efecto lógico de una película romántica en un novio). 

El film en cuestión que he ido a ver esta tarde se titula, precisamente, 'Una cuestión de tiempo', y sobrepasa los límites del género romantico para tratar la filosofía de la vida, para interpelar al espectador e invitarle a reflexionar sobre su propia existencia.

Demuestra que, como ya decía Schopenhauer, la realidad varía en función de la cabeza que la examine y el resultado depende solo de nosotros y de la interpretación que queramos darle. De manera que, en que la medida en que la situación nos lo permita, lo mejor que podemos hacer es afrontar el día a día con muchas ganas de disfrutarlo, de sonreir, de reirnos de nosotros mismos y de hacer sentir a quienes nos importan cuánto les queremos

Sé que ésto que digo no siempre es fácil, porque hace años que lo estoy intentando y a menudo surgen altibajos, pero estoy convencida de que es la mejor fórmula para llegar al último momento orgullosos de nosotros mismos y de nuestra historia.

Y da gusto encontrar, en una lluviosa tarde de octubre, una película en la que refugiarse y salir del cine sintiéndonos un poquito más felices.

Fuente de la imagen: El País

Octubre

Me encantan octubre y su otoño. Sus días fresquitos pero a la vez tan cálidos; sus tardes decrecientes pero todavía largas; su olor a leña y a tierra mojada. Me encanta que venga acompañado de setas y de colores anaranjados y amarillos, que sea un mes de verdaderos comienzos y de alguna que otra celebración

Sobre la sonrisa

Todos hemos pasado, y pasaremos a lo largo de la vida, por ciertos momentos complicados. Caer en ellos no supone un sinónimo de debilidad ni de cobardía, siempre y cuando demostremos nuestra valentía levantándonos.

En situaciones así, podemos permitirnos la licencia, a veces reparadora, de dejarnos hundir durante un día, una semana, en los casos más graves. Sufrir todo lo que haga falta, llorar lo que se necesite y, sin más lugar para lamentos, llenarse de la fuerza necesaria para seguir adelante, con la ilusión de quien no sólo tiene una oportunidad, sino muchas.

Porque el hecho de seguir vivos, en un país desarrollado como éste -a pesar de todo- es motivo, más que suficiente, para sonreir. Unos días costará más, otros días saldrá sola, acompañada, incluso, de carcajadas. Son los vaivenes de vivir. Pero siempre, mientras sigamos vivos, existirán motivos -aunque a veces, escondidos- para seguir sonriendo.

Hay una frase que dice: “En todo camino hay una piedra; en tí está saltarla o esculpirla”. No dudes en hacer lo segundo. Cuesta mucho más, desde luego, no todo el mundo lo consigue, pero, para quien lo logra, la recompensa hace que merezca la pena todo lo acontecido.

Y sonríe. Porque quien más sonríe no es el más afortunado, sino el más valiente.


Señales

En el trayecto, de vez en cuando, encontramos señales. Algunas veces no las vemos, otras veces las miramos pero apenas reparamos en ellas, o podemos confundirlas y tomar el camino equivocado. Pero, si las analizamos bien y las seguimos, sentimos de alguna forma que estamos haciendo lo correcto, que no nos hemos perdido, que estamos un poquito más cerca del destino que nos hemos marcado.

Allá vamos.

Ven y no te vayas

Vente conmigo esta noche a mirar Júpiter desde el sofá, con las ventanas abiertas para que se cuele la brisa templada de septiembre. El mismo cielo negro que nos envuelve desde el principio, y yo.

Ven y no te vayas.

Nubes de septiembre

El otoño se acerca sigiloso, como queriendo pasar desapercibido. Pero sus atardeceres le delatan.

Arranca el mes de los comienzos. Que sean de verdad.

Lunes como éste

Hoy es un lunes que no sabe a lunes, y eso no me puede gustar más. Y es que hoy sabe a verano, a encuentros y viajes próximos, a sentimientos. Paladeo cada momento, disfruto de la ya breve espera y de cada pequeño detalle. Que todos los lunes sepan, por lo menos, como éste.

Atardeceres de ilusiones y de esperanzas

Salgo descalza a la terraza a respirar un poco de aire y siento el calor del sol acumulado en las baldosas. Dante me sigue y se tumba a mis pies mientras miro el horizonte, tratando de ver más allá de árboles y colinas. Apartados del mundo en un pequeño ático, soñamos despiertos y dormidos.

Ésta es nuestra vida. Éstos son nuestros atardeceres, pintados de ilusiones y de esperanzas.

Aunque sea mentira

La clave para disfrutar del verano castellano radica en encontrar un lugar tranquilo, a la sombra y, a ser posible, en plena naturaleza, en donde tomar una cerveza fresquita y sentirse libre. Aunque sea mentira.

 

 

 


Decisiones

Es difícil tomar decisiones importantes sin sentir cierto miedo a equivocarse. Sin embargo, si éstas son las que creemos que nos llevarán hacia aquello que buscamos, podemos estar seguros de que han sido las acertadas, incluso cuando fallemos. Debemos sentirnos orgullosos de haberlo hecho, de haber corrido el riesgo. Porque quien no se arriesga, nunca gana.

Relecturas de verano

"Y los hombres tienen menos cuidado en ofender a uno que se haga amar que a uno que se haga temer, porque el amor es un vínculo de gratitud que los hombres, perversos por naturaleza, rompen cada vez que pueden beneficiarse, pero el temor es miedo al castigo que no se pierde nunca".

'El Príncipe', Nicolás Maquiavelo

25 de junio de 1852: La Barcelona de Gaudí

Hoy se celebra el aniversario del nacimiento de mi admirado Antoni Gaudí, un genio que vivió fuera de su tiempo, en ese rincón de la imaginación en el que habitan los dragones y las hespérides.

Pero para entender la arquitectura de Antoni Gaudí es necesario viajar al que fue su mundo, a la Barcelona de la segunda mitad del siglo XIX: una ciudad empeñada en abrir su corazón medieval a las nuevas creaciones; una ciudad en crecimiento, entregada al progreso y a la cultura; una ciudad para una nueva generación.

El plan de ensanche diseñado por Ildefons Cerdá en 1851 daba alas a la expansión de la localidad, que había dejado de denominarse plaza fuerte ese mismo año (lo que lamentablemente supuso el derribo de sus murallas) y que extendía ahora sobre su geografía una enorme retícula de calles y plazas achaflanadas, cortadas por dos gigantescas avenidas radiales (la Diagonal y la Meridional). Con este proyecto la afirmación de la época de que “Barcelona vivía de espaldas al mar” entraría a formar parte de la historia.

La elección de la ciudad condal como sede de la Exposición Universal de 1888 desencadenó una ola de modernismo, latente en las nuevas construcciones, así como un renovado espíritu de creación. Este fue el escenario de la vida y de la muerte del genial arquitecto Antoni Gaudí. No resulta complicado imaginarle paseando por sus calles, trazando un universo de color y fantasía dónde las formas imposibles convivían en perfecta unión con la naturaleza y terminaban fundiéndose en una sola.

El destino quiso llevarle a la dirección de las obras de la Sagrada Familia, llamada a ser una modesta iglesia neogótica. El genio de Gaudí, sin embargo, desbordó todos los planes y salvó al proyecto de la mediocridad que hubiera supuesto convertirse en uno más.

La maravilla de la Sagrada Familia y del arte de Gaudí en su conjunto radica en la diferencia, así como en la originalidad (entendiendo como tal el hecho de volver al origen, a lo esencial, a la madre naturaleza) y en su elevado simbolismo. Todo en la obra de Gaudí tiene un porqué, todo tiene un significado y todo ello conforma un mundo aparte en la Barcelona de nuestros días. El sueño gaudiniano despierta los sentidos dormidos de toda imaginación.

La Barcelona a caballo entre el XIX y el XX puede ser la Barcelona modernista, pero la Barcelona onírica que perdura a lo largo de la historia es, sin duda, la Barcelona de Gaudí.

Pensamientos de camino

Esta mañana, de camino a la Consejería, empezó a sonar en mis auriculares una canción de Springsteen que solía escuchar una y otra vez hace ahora un año, porque me llenaba de fuerzas para no rendirme. Fueron días duros, en los que cada viernes de mayo y junio cogía temprano el autobús Zamora-Valladolid cargada de una pila de currículums, y trazaba una ruta de varios kilómetros a lo largo y ancho de la ciudad para distribuirlos, a la caza y captura de un golpe de suerte.

Aquello no funcionó, como tampoco funcionó la búsqueda a través de los cientos de portales de empleo que revisaba concienzudamente cada día. Pero yo, que soy de naturaleza inquieta, no dejé de probar por otros caminos.

No había dinero para más cursos, ni másters ni posgrados, así que decidí rescatar mis libros de inglés del último año que fui a clases y organizar el estudio por mi cuenta. Las visitas a la biblioteca para sacar libros nuevos y películas en inglés hicieron el resto.

Empecé a darle forma a mi proyecto de Líah Miau, que me ha permitido ir sacando algo de dinerito para mis caprichos. Hay muchas nuevas ideas para él en el tintero, que espero tener tiempo de desarrollar en los próximos meses...

Decidí inscribirme a todos los concursos y becas en los que pudiera encajar. El 'no' ya lo tenía, así que, en último término, lo peor que podía ocurrirme era quedarme como estaba. Pero, quién iba a decírmelo, pasé la primera fase de la beca que, en esos momentos, más me interesaba. Y, tras una prueba de conocimientos, una entrevista y varios días de nervios, terminé viendo mi nombre en la parte de arriba de una larguísima lista de candidatos. Por fin tenía una oportunidad, aunque solo durara unos meses.

Y aquí estoy, en Valladolid, aprendiendo mucho y disfrutando de la satisfacción de ganar mi propio sueldito. Y como sé que la dura rutina de buscar y no encontrar trabajo me acecha a la vuelta de la esquina, he decidido invertir el dinero que me queda cada mes tras pagar alquiler y facturas en un master en Marketing y Comunicación Digital. Quiero aprender más sobre estos campos, tanto para mis proyectos personales como para las empresas en las que pueda trabajar algún día. Pagarlo supone un sacrificio muy grande, así que voy a aprovecharlo al máximo.

Sé que el esfuerzo dará frutos :)
  

Y como en los próximos meses voy a estar 'pelada' de dinero, ya estoy poniendo a la imaginación a trabajar en modo 'alto rendimiento'. He encontrado un par de concursos de relatos que parecen interesantes... Uhmmm...

Fin de semana en el campo

Necesitaba un fin de semana como este, en el campo, para desconectar y cargarme de energía. Da pena que pase tan rápido, pero me quedo con los momentos que me han hecho sonreir, relajarme, volverme loca, sentirme libre... 

Las sobremesas con mis padres y con Líah

 Conducir con el disco de directos de HIM

Las tardes de manualidades con mi madre

 Sentirme lejos -a pesar de estar tan cerca-, rodeada de naturaleza

Echarme en la cama con Líah ronroneando en mi cintura


 Así sí se empieza con ganas una nueva semana :)

La misma

La misma cazadora de hace diez años. Las mil y una chapas que fui acumulando y que guardan nombres, historias y recuerdos. La estrené en el colegio, la llevé en la universidad, y ahora me acompaña algunos días al trabajo.

Me gusta seguir siendo la misma de entonces y, a la vez, distinta.


Porque la madurez no se deja ver en lo superficial. El crecimiento que de verdad importa es el que se alberga dentro de uno mismo.

Me falta tiempo, me sobran ganas

Me quedo mirando por la ventana, embobada. Son las diez y diez, y aun está empezando a atardecer. Me recuerdo en una escena muy similar, varios meses atrás y con varias horas de diferencia, y pienso que el tiempo ha pasado sin que me dé cuenta.

Me asalta el temor de no estar aprovechando los días lo suficiente, de ver reflejada en el cristal a alguien peor. El cansancio y los miedos se arremolinan en la garganta y me pregunto si no podría dar más de mí misma sin quedar en el intento.

Quiero superarme, mejorarme. Me falta tiempo, pero me sobran ganas.

 

Día a día con pequeño Dante

Echaba de menos el día a día con un gatete en casa, aunque sigo notando la ausencia de Líah. Pero ella ya tiene su casa, con mis padres, y los tres son felices juntos, así que hubiera sido un acto de puro egoísmo traérmela aquí.

Dante debe estar unas semanas aislado de otros gatos, porque aún es demasiado pequeño para sacarle sangre y hacerle el test de la inmuno y la leucemia. Pero estoy deseando que pasen estos días y puedan conocerse. Líah nunca ha jugado con otros gatos, y si le da la oportunidad creo que podrían llevarse muy bien y pasar buenos ratos juntos los fines de semana que pasemos en Zamora.

Entre tanto, Dante va creciendo poquito a poco, echándose sus siestas siempre cerca de nosotros, regalándonos su cariño desinteresado e inocente. Se hace querer con solo estar, con solo existir.

Dante

Después de unos días fuera de juego por culpa de una infección de ojos, llega el momento de presentar al nuevo miembro -sorpresa- de la familia.


Se llama Dante, y se cruzó en nuestra vida cuando menos lo esperábamos: en una noche de sábado, de camino a una cena familiar. Estaba asustado y maullaba mucho. No podíamos dejarlo ahí, así que se vino con nosotros.


No ha tardado en coger confianza y se mueve por la casa como si llevara aquí toda la vida. Aún le cuesta usar el cajón de arena, pero estamos intentando enseñarle con premios gominolosos y con paciencia. Por todo lo demás es un gato estupendo: mimoso como él solo, alegre y dormilón.


Hemos tenido mucha suerte en encontrarnos. Bienvenido a nuestra vida, pequeño Dante.

Con buena música todo se hace mejor :)

Las casi dos horas de paseo diario entre idas y venidas del trabajo se llevan mejor con la voz del Drogas en los auriculares.

Vuelta

Vuelta a la rutina, pero con ganas de sacarle provecho y de ser feliz. Y que salga el sol entre las nubes.
 

Tiempo de sentirse bien

Me encanta Zamora los días que rondan a la Semana Santa; más que por las procesiones -que los últimos años apenas he visto-, por el ambiente de incipiente primavera que se respira. No importa si llueve, puesto que por muy mal tiempo que haga, sabes que el invierno ya está vencido, que los días comienzan a ser más largos e incluso los problemas parecen verse un poco menos oscuros. Son días de encuentros y de recuerdos, de paseos y conversaciones; días de sentirse bien, sin un porqué, sin más.

Carta a los Reyes Magos

Algún año después de dejar de creer en los Reyes Magos, decidí seguir escribiendoles una carta en la noche del 5 de enero. En lugar de pedir cosas materiales, comencé a anotar deseos para aquel año que empezaba, cosas que no podían comprarse con dinero pero que de verdad quería que ocurrieran. Y aprovechaba la carta para hacer un repaso del año que había terminado días atrás, a modo de balance. 

Lo mejor de todo es que un año después, cuando leía la última carta, me daba cuenta de que casi todo lo que había pedido se había ido cumpliendo a lo largo del año, casi sin darme cuenta.

Esta noche de Reyes ya he escrito mi página correspondiente. Solo puedo pedir dos cosas: mantener la salud y la sonrisa. Y que 2013 sea, por lo menos, tan bueno como 2012.