No es la primera vez que lo escribo. Los jóvenes de hoy hemos heredado de nuestros predecesores
un mundo en el que no resulta nada fácil salir adelante sin la ayuda de un
enchufe o una cuerda para trepar.
Terminamos la carrera, continuamos formándonos a través de
másteres y posgrados y, cuando queremos salir del nido para empezar a escribir
nuestra propia historia, nos damos de bruces con una realidad que nos obliga a
quedarnos en casa hasta los cuarenta.
Sin trabajo, no podemos independizarnos; sin
independizarnos, no podemos dar ningún paso adelante con nuestras parejas. Todo
lo que nos queda es la resignación de seguir en el hogar familiar per secula
seculorum, siempre niños, como Peter Pan. Y seguir estudiando, seguir buscando
trabajo, que algún día o algún año caerá.
Porque son malos tiempos, sí, pero al fin y al cabo son los
nuestros y los de nuestros amigos. Si hubiésemos nacido en otro momento,
probablemente no nos conoceríamos. La vida quiso que coincidiéramos aquí, y ya
solo por eso vale la pena.
Ah, y por ser contemporáneos de Bruce Springsteen.
Porque nosotros podremos decir que hemos tenido la oportunidad de vibrar en uno
de sus conciertos.
Ya lo dice "el jefe" en No surrender: "Hicimos una promesa
que juramos que siempre recordaríamos: no nos retiramos, no nos rendimos. Como
soldados en una noche de invierno con un voto solemne que defender: no nos
retiramos, baby, no nos rendimos”.
Now on the street tonight the lights grow dim
The walls of my room are closing in
There's a war outside still raging
you say it ain't ours anymore to win
I want to sleep beneath peaceful skies in my lover's bed
with a wide open country in my eyes
and these romantic dreams in my head
We made a promise we swore we'd always remember
No retreat no surrender
Like soldiers in the winter's night with a vow to defend
No retreat, baby, NO SURRENDER...
¿Hasta qué punto podemos dominar todo lo relativo a nosotros mismos, escapando de la locura?
"Y salimos a contemplar, de nuevo, las estrellas..."