Quizás sea bueno que, quienes no tenemos un trabajo estable, aprovechemos para darnos ciertos caprichos antes del uno de septiembre. Hablo de pequeños lujos como ir al cine o al teatro, que, a partir de esa fecha, serán más lujo que nunca.
El Ejecutivo sube de nuevo el IVA y, con él, activa una serie de medidas económicas que no solo afectarán a lo prescindible (los citados cine y teatro), sino también a lo indispensable (medicamentos, transporte, gafas graduadas y lentillas, material escolar...).
Cada día somos y seremos más pobres, pero sólo los de siempre.
La huída se antoja difícil, pero más apetecible que nunca.
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